miércoles, agosto 09, 2006

 

El Municipal no se la banca



UNA NUEVA CAPITALIZACIÓN

La Municipalidad volvió a inyectarle fondos a la entidad financiera pública de la ciudad, esta vez por 7 millones de pesos que se restarán del presupuesto. El patrimonio del banco cae al ritmo del crecimiento de créditos de riesgoso recupero que no se sabe a quiénes se otorgaron.

Por Elena Andreozzi y Elsa Olidde

En los últimos doce años el conjunto de los rosarinos transfirió al Banco Municipal de Rosario 33 (treinta y tres) millones de pesos del presupuesto municipal para que la entidad financiera pública no colapsara. Sin embargo, el colapso acecha como una sombra al edificio de peatonal San Martín: a fines de 2004 el BMR cerró su balance con un patrimonio neto de 17.687.000 pesos, que en marzo de 2006 eran 11.189.000. En menos de dos años, al banco presidido primero por Daniel Pavicich y luego por Gustavo Perrone se le evaporaron 6 millones de pesos (casi el 40 por ciento de su patrimonio neto) mientras el resto de la banca del país experimentó en el primer trimestre del año un crecimiento del 20 por ciento superior al del año anterior, lo cual acrecienta las sospechas de “mala administración” que anidan en las filas de la oposición del Concejo Municipal.

Las sospechas crecen aún más si se tiene en cuenta que la cartera comercial del BMR (que representa un 42 por ciento de su patrimonio neto) posee un 34 por ciento de los créditos otorgados en “situación de riesgo”, es decir a clientes sin liquidez o con problemas financieros que hallan con dificultades para cancelar los compromisos adquiridos. Indagar en esa cartera de clientes morosos y en la forma en que se otorgaron los créditos (es decir, si los mismos contaban con los avales y garantías necesarios) es una tarea pendiente que podría arrojar novedades asombrosas acerca de la administración del banco en manos del socialismo. El concejal del Frente para la Victoria Osvaldo Miatello pidió informes acerca de esa cartera de morosos e incobrables pero aún no logró obtener respuestas.

Lo cierto es que el primer jueves de julio el Concejo aprobó la controvertida capitalización del BMR con los votos del oficialismo, su aliada la radical Daniela León y los justicialistas Miriam Abt y Daniel Peressotti, que fueron expulsados del bloque del Frente para la Victoria en plena sesión por su súbito cambio de opinión. A pesar de la campaña hecha por el PJ en contra del proyecto, y que el mismo igual sería aprobado con la mayoría socialista mediante el uso el doble voto del presidente del Concejo, Peressotti y Abt votaron con el oficialismo y fueron cesanteados del bloque K.

La ordenanza habilita al banco a recibir esta capitalización que se integrará en 18 cuotas mensuales desde este mes al 31 de diciembre de 2007, y según los términos que se acuerden con el Banco Central. La normativa sancionada anuncia la constitución de un consejo consultivo y la creación de una sociedad anónima llamada BMR Mandatos y Negocios SA.

Esta sociedad –integrada por tres o cinco miembros– será la encargada de gestionar los servicios fiduciarios, de prestación de servicios administrativos e inmobiliarios. Su capital social será de 100 mil pesos, de los cuales el 99 por ciento corresponderán al banco y el 1 por ciento restante a la Municipalidad.

BANCA OFICIAL. El pedido de capitalización del Banco que envió Miguel Lifschitz al Concejo, en pleno Mundial de Fútbol de Alemania, no pasó inadvertido en la agenda política de la ciudad, menos aún para todo el arco opositor, que se apartó por un instante de la fiebre mundialista y salió públicamente a cuestionarlo. El gobierno municipal presentó el jueves 22 de junio su propuesta bajo el título “Plan integral de nuevas herramientas para financiar emprendimientos”, aunque ya en el segundo artículo de la iniciativa propugnaba la capitalización del BMR.

Un estudio detallado del Banco Central de la República Argentina (BCRA) indica que el patrimonio neto de la banca oficial rosarina sufrió una merma de seis millones y medio de pesos en poco más de un año. A su vez, la cartera comercial del banco, que asciende al 42 por ciento del total, tiene un 11 por ciento en la categoría de “irrecuperable”, un 19,4 en “alto riesgo de insolvencia”, y un 4,5 en situación “con problemas”, lo que totaliza un alarmante 34,9 por ciento.

Pero la principal crítica que plantea la oposición peronista es que se estaría infringiendo la normativa vigente, que obliga al municipio a acudir al mercado de capitales privados (local, regional, nacional o internacional) si quiere inyectar liquidez a las arcas de la institución crediticia. A eso se suma un proyecto del radical Jorge Boasso que, montado sobre la deficitaria administración de la banca estatal, apuesta a una suerte de privatización. Una idea que atrasa respecto de la etapa política de la sociedad argentina pero que siempre acecha a los bancos públicos.

Las argumentaciones no son muy diferentes a las que justificaron las anteriores experiencias de capitalización. El secretario de Hacienda municipal, Carlos Fernández, sostuvo durante el anuncio que se trata de “un plan integral para ampliar el financiamiento de emprendimientos productivos y obras de infraestructura, en el marco de renovadas herramientas de cooperación entre asociaciones públicas y privadas para llevar adelante determinados proyectos”. Casi las mismas palabras utilizó el titular del Banco Municipal, Gustavo Perrone, para fundamentar el “plan de expansión”.

Entre los puntos principales del programa que presentó la Municipalidad, se destaca la creación de una “sociedad anónima de mandatos y negocios que pueda asumir el rol, entre otros objetivos, de los fideicomisos que puedan darse en la ciudad, los que van a ser plasmados total o parcialmente por aportes del sector privado”. En uno de los ítems del “plan para financiar emprendimientos” que elevó la Municipalidad al cuerpo legislativo local se explica: “Este proyecto prevé un fuerte respaldo del Ejecutivo al banco en cuanto a la integración de sus capitales, para lo cual el municipio incrementará sus aportes en siete millones de pesos”.

En ese sentido, Fernández aclaró que el aporte servirá para ajustarse a una norma que pronto será aplicable en todo el sistema bancario. “Este aporte –remarcó– no tiene que ver con una situación de liquidez, sino con la relación entre capacidad de préstamo y capital”.

EL CENTRAL OBSERVA. Los números de la entidad rosarina que se publican en la página web del Banco Central muestran una clara caída del patrimonio neto de la institución: en diciembre de 2004 cerró en 17.687.000 pesos, mientras que en igual mes de 2005 el patrimonio neto era de 12.778.000 pesos y el último balance de marzo de 2006 cayó a 11.189.000.

Según se desprende del informe del BCRA, los indicadores de rentabilidad a marzo de 2006 dan fuertemente negativos. El ROE, indicador que mide el rendimiento que la empresa está obteniendo por los fondos propios, es decir los fondos que los accionistas (en este caso el municipio) tienen comprometidos en la empresa da negativo: -21,08 por ciento.

En tanto, los gastos de administración (personal, gastos fijos) crecen sostenidamente ya que en diciembre de 2004 sumaron 17.710 millones de pesos y un año más tarde trepó a 19.569. En términos comparativos, los gastos de estructura significan el 91,26 por ciento de los ingresos financieros y de servicios (el banco gana casi la misma plata por negocios financieros y de servicios).

NO ES LA PRIMERA VEZ. El Banco Municipal de Rosario fue capitalizado en aproximadamente 10 millones de pesos-dólares a fines de 1994. Luego, en mayo de 1997, ya bajo la intendencia de Hermes Binner, se le inyectaron otros 5 millones de pesos-dólares. En noviembre de 2000, siempre con Binner como jefe comunal, otros 6 millones viajaron del tesoro municipal a la caja fuerte del BMR. Ya a fines de 2003, cuando el actual diputado nacional se estaba yendo de la Intendencia rosarina, la ordenanza 7.623 capitalizó (aún cuando no se utilizó esa palabra) con 2 millones de pesos, más un fideicomiso normalizador por otros 10 millones.

El actual presidente del Banco Municipal, Gustavo Perrone, ni bien asumió formalmente como titular del directorio prometió que “el Banco Municipal será socio del sector productivo local para seguir fogoneando el espacio pyme y así competir con la banca privada para atraer clientes privados y públicos de otros distritos”. Después de la crisis de 2001, todo el sistema financiero –incluso el banco público rosarino– presentó ante el Central un plan de negocios para que las entidades reacomoden sus números. Algunos quebraron en el intento, mientras que el Municipal siguió adelante.

Al hacerse cargo del directorio del banco, Perrone –ex secretario de Hacienda de la gestión de Héctor Cavallero, que renunció a su cargo cuando el Tigre rompió filas con el socialismo en 1994– coincidió en aquella oportunidad con Lifschitz en que la entidad oficial “no recibirá más capitalización del municipio para cubrir baches financieros”.

“Eso se terminó. Sólo sería en el caso excepcional de que el Municipal busque expandirse más rápido de lo que apuntamos hacer en los próximos años. La regla será crecer y financiarse sólo con recursos propios”, indicó el año pasado el titular de la banca pública rosarina. Y el “caso excepcional” parece que finalmente llegó •






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